Febrero 6 de 2017

No tengo mucho tiempo para escribir hoy. Tampoco quería dejar de hacerlo, así que a las casi siete de la noche, lo único que puedo decir es Gracias. Fue un puente delicioso, que disfrutamos con amigos que queremos mucho, con mis papás, con los papás de Toño, súper relajado, rico, consentidos, queridos, acompañados.  Cada tanto dudo si regresarnos de Londres fue buena idea. Sobre todo desde el punto de vista creativo y profesional. Fines de semana como estos, me recuerdan, no sólo que fue la mejor idea y la razón de haberlo hecho, sino la razón por la que yo respiro.

Leí la historia de un señor que cuando se murió, en el funeral, la hija se enteró de todas las personas que el cuate tocó a lo largo de su vida. El señor no dejó mucho dinero, pero dejó un chorro de gente que lo quizo, a la que él ayudo como pudo, a la que le dio amistad y cariño. Por cursi que suene, eso es lo que me mueve. Poder estar y compartir con los que quiero. Hoy me siento sumamente agradecida por tener tanto y tantos, por recibir tanto y de tantos.

Solamente me faltó mi sisterna, que se nos apestó poderla ver el fin de semana, espero el otro fin verla, porque me quedé con ganas de convivir con ella. La relación no ha sido lo más fácil. Las dos tenemos una historia larga y complicada de rivalidad, de contrastes, pero lo importante está y espero que cada día, sepamos mejor como querernos y respetarnos y disfrutar haber nacido hermanas.