[PROSA]

LOS NIÑOS NO VINIERON A LO QUE LOS TRAJIMOS

¿Cómo puede caber tanta violencia en el hombre? ¿Tanta incomprensión? Cuando veo fotos como éstas, me conmuevo. La fragilidad de la vida. La edad del niño que veo en brazos. La esperanza de que al leer me entere que estaba vivo. La tristeza de saberlo muerto. Pero sobre todo, la violencia de saberlo sirio. Podría decirse que no sé nada del problema que aqueja en aquella parte del mundo. Me preocupa poco saber el qué, cuando lo que sí sé, es el cómo. El cómo se está dibujando la infancia de miles de niños que sin deberla ni temerla, como el pequeño ahogado de la foto, es mirado con preocupación y hasta “protegido”, ya que es demasiado tarde, ya que lo ha perdido todo.

Los niños nos hacen responsables, porque somos los adultos los que los trajimos aquí. Somos nosotros quienes hemos salido a buscarlos. Somos los mayores, los encargados de darle forma al mundo, de dibujar su patio de recreo. Los niños de nuestro mundo no vinieron a que los protegiéramos de la violencia, del hambre, del dolor de dejar de ser niños antes de tiempo. Si sabemos que vienen, si los hemos traído aquí, ¿Por qué no nos sentimos más responsables de preparar mejor el mundo al que han venido?

 


 

Los domingos, traen consigo la columna semanal de Juan José Millás. Me parece especial e interesante el texto que resulta de la imagen que elige. En un esfuerzo por ampliar los temas de los que escribo, me he propuesto, responder – también semanalmente – con otro texto a la imagen y/o al texto de su columna.

Haz clic para leer la columna de la que tomé la foto y el texto de Juan José Millás en el País Semanal.

Pérdida de Sustancia