[PROSA]
DE DIOSES Y ADICCIONES
Mucho nos han dicho en la escuela de monjas que debemos ser buenos. Hacer y desear el bien. Comportarnos a la altura. Muchos nos han dicho en la escuela de monjas que Dios es bueno y misericordioso. Mucho nos han de la perfección del plan y de la libertad del hombre que viene a resquebrajarlo todo. El caso es que vivo tres piso abajo de un grupo de sacerdotes amargados que no saludan. Junto a una Iglesia a la que se supone que pertenezco y sin embargo, jamás e pertenecido. Amanezco con noticias devastadoras en nombre de filosofías políticas, religiosas y filosóficas. No entiendo nada. No entiendo lo mucho ni lo poco que nos han dicho en la escuela de monjas. Me importa poco quién inventó el mundo, a qué venimos o a dónde nos vamos. Descubro que no me dan respuestas ni la religión ni la historia. No por que no las tengan, si no porque me asustan tanto que me niego a aceptarlas.
Como no van a tener desdén por este pequeño mundo nuestro los dioses, Dios, el universo o lo que sea. Si nos comportamos como pájaros sin cabeza. Si parecemos pedazos de hielo en su gin-tonic. Apachurrados, estériles, inertes, a la espera de desaparecer bajo su mirada, para quedar ahogados en el olvido, con o sin pepino.
«Como si los dioses estuvieran preparándose un gin-tonic mientras contemplan con desdén las desventuras de este pequeño mundo nuestro.» Juan José Millás
Los domingos, traen consigo la columna semanal de Juan José Millás. Me parece especial e interesante el texto que resulta de la imagen que elige. En un esfuerzo por ampliar los temas de los que escribo, me he propuesto, responder – también semanalmente – con otro texto a la imagen y/o al texto de su columna.
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