6 de oct de 2015.
Tal y como lo que pasa con unos zapatos; cuando se sienten bien no se nota, y cuando se sienten mal, te das cuenta todo el tiempo.
Es súper fácil dejar de percibir los millones de momento de paz y felicidad junto a los chamacos y dedicarle demasiada atención a los ratitos pesados.
Hoy tuve un muy buen día; fui a la entrevista de la miss de lucía que me contó varias anécdotas muy divertidas y me dijo puras cosas padres. Pasamos el día con los primos (lucía no dejó de reirse y correr), comimos elotes de cacahuazintle!!! y cerré ni más ni menos que presentándole a lucía el único einigualable pelón pelo rico. Morí de la emoción de verla rayada comiéndose su pelón.

En medio de todo esto (puro zapato cómodo), tuve una media hora pesada en la que inés no dejaba de llorar furiosa (culpa de un macro sapo atorado) y por unos minutos, me clavé, sentí que eso había sido mi día, que me sentía agotada y furiosa, y en eso me di cuenta: al darle tanto más peso a lo gacho (que obvio se nota) y como que no captar lo padre, le puedo cambiar (para bien o para mal), el tono a mi día.
Qué le pide media hora de cólico a 5 minutos de pelón pelon pelo rico?