29 de enero de 2016
Lo primero que diría esta gran carta, es cuánto las quiero. Lo felices que me hacen. Cuánto ha superado mis expectativas el ser mamá.
Ser mamá es algo increíble, pero ser mamá de ustedes, es lo mejor del mundo. Verlas solas, conmigo, entre ustedes, con los abuelos, con los amigos. Se me cae la baba.
Me agotan, se chupan cada centímetro de energía. Necesitan que atestigue cada segundo de su existencia y al menos hoy, todavía se pelean a trancazos (en casos a mordidas), porque las cargue, vea o festeje.
Me hacen reír con sus ocurrencias. Me sorprende lo chiquitas pero ya definidas y diferentes que son. si me hubieran pedido que me las imaginara cuando las tenía en la panza, no le llegaría ni a los talones a la realidad.
No podría jamás decirles cuanto las quiero, lo feliz que me hacen. Lo mucho que hacen en mi vida. Lo suertuda que me siento. Lo triste que me pone ver que vuela el tiempo, y en dos patadas, ya no me van a dejar abrazarlas ni agarrarlas a besos.
Así que de aquí a que se me acabe, voy a aprovechar para atascarme. Para ser la mamá mas encimosa. Para agarrarlas a cosquillas y pellizcos.
Las adoro. Me hacen muy muy muy feliz.
No me cambio por nadie.