No es broma que los hombres son de marte y las mujeres somos de venus. Ellos llenos de buenas intenciones pero también de despiste.
Nunca he sentido más evidentes las diferencias de género que en esta etapa. Sin haber sido nunca una mujer enfocada a recibir detalles como flores o chocolates, hoy quisiera un guey más «gay»* que tuviera la sensibilidad de adaptarse a mis necesidades.
Un cuate más previsor, proactivo, memoriado, al que no le tenga queestar pidiendo ayuda. Alguien con quien hacer equipo como en los pits. En donde con una vez que se de una situación, se le queda grabada y operamos como máquinas.
Sin embargo, hoy estoy con un cuate a todo dar, que me quiere, me hace reir, me hace feliz. Que muchas mañanas le tengo que recordar que se despierte antes para echarme la mano. Ya despierto, irle dictando lo que le toca hacer. Recordarle varias veces las cosas. Reclamar mi espacio y mi descanso.
Me gustaría que los 13 años que llevamos juntos, fueran suficientes para que entienda que me cuesta pedir ayuda, que notará cuando vuelo bajo, que supiera traducir cuando mis sis son nos y mis no te preocupes signifiquen plis haste cargo.
Esta etapa ha puesto a prueba cada célula de nuestra relación, siguiendo luy comprometidos y enamorados, se hacen cada vez mas presentes lo momentos de desencuentro en los que más que personas, parecemos perros y gatos.
*no tengo más que respeto para la comunidad gay, el término lo uso bajo el cliché de que los hombres gays tienen la sensibilidad y empatía de las mujeres