26 de abril de 2017

Esta entrada me la van a entender mejor que nadie, las mamás que trabajan full time como amas de casa, y las que trabajan part time como amas de casa y part time como freelance pero en su casa. Oséase, todas aquellas mujeres que por una u otra razón, pasan el grueso de su tiempo, en casa.  En diciembre del año pasado, cerré el año con una sensación «rara», engordé como 5 kilos, estaba tristeando y peleando. Resultó ser, que estaba «como león enjaulado».  El 2016 estuve part time trabajando de mamá y part time de freelance. Con lo cual a menos que tuviera alguna reunión de trabajo (que son las menos porque procuro hacer conference),  tenía poco contacto humano, pocos espacios físicos ajenos a mi casa y pocas oportunidades de caminar, moverme y que me diera el aire.

Así que empecé el año metiéndome a un coworking, encantada de que me quedara a 20 minutos caminando, lejos de mi refri y mi despensa, abierto 24-7 y decorado de forma relajada. Estaba feliz de trabajar en otro ambiente, de conocer gente de otros lados, de jugar a la oficina.

Tristemente, entre las 3 semanas de influenza-influenza-influenza,  vacaciones, fallas técnicas internet llevo como mes y medio sin ir. Al principio resignada, luego dudosa de si fue buena movida invertir en el coworking y hoy que he estado llorona, pelonera y basicamente engentada, me doy cuenta que me urge regresar. Puedo decir con la certeza de diciembre, que es justo y necesario un espacio ajeno al hogar para trabajar.  Le recomiendo esto a todos los freelancers del mundo, y a las mamás que trabajan como mamás y no necesitan oficina, les recomiendo meterse a lo que sea, así sea Sport City y vayan a dar la vuelta, para que tengan un hogar lejos del hogar, hasta al mismo coworking se los recomiendo, un espacio ajeno al hogar para irse a leer, a checar mails, a tomar el café.

Esta gruesa lo solitaria y encerrada que la vida del ama de casa y/o freelance puede ser. Lo peor es que no te das cuenta. Se va mermando la calidad de la vida de casa y la vida de oficina sin que te des cuenta. Mentalmente dejas de poder hacer el abrir y cerrar de cortina al tener todo en un mismo techo, en un mismo espacio. Lo que hacía meses ya no me pasaba, estas semanas, volví a estar pegada a la computadora, a no poder «cerrar», a trabajar o pensar en el trabajo todo el día. La prendo a las 7am y la apago a las 9pm. Terrible.

Comercial al margen: ¿notaron como puse «trabajar de ama de casa»?  Estoy tratando de integrar al vocabulario que la frase «tengo chamba» sea indistinta para pendientes de madre, ama de casa o de oficina. Es urgente que le demos el peso a lo que hacemos en casa, para la casa, para la familia.

En fin, me urge apagar el switch y no puedo. Espero con ansias los siguientes días que me tomaré vacaciones para retomar el redil del on and off del ratón.