25 de noviembre de 2018
¡Que miedo! Hoy a las 5 voy con al nutrióloga, o policía mejor dicho. La triste realidad es que no necesito que me expliquen cómo comer, o cómo balancear, lo que necesito es algún tipo de freno externo que me ayude a controlar la pésima manera de comer que he traído los últimos meses. Creo que subí las acciones de Sabritas en los últimos meses y bajé la de la fruta y verdura del Superama. Estoy emocionada porque me urge! pero me da miedo el genio que voy a traer, con lo que me choca tener límites…
Siempre que pongo un post en el que crítico algo o a alguien, me da entre culpa y miedo caer gorda, me dan ganas de disculparme. Hoy estaba a punto de empezar esta entrada con un «bueno, se vale», pero la verdad es que no. Sigo pensando que no se vale que las mamás hagamos grupos, estigmaticemos, o hagamos campañas contra niños y/o familias. Las cosas se hablan derecho, se tratan de arreglar. Además de que creo que, de aquí a primaria, lo ideal es pensar lo mejor del otro, no asumir lo peor, acercarse con calma a escuchar y entender y LUEGO acusar, señalar o sacar.
En fin, ya cierro el tema. Lo que pasa es que me fué súper bien en mis primeros 3 años de colegio, donde no me tocó nada de mala leche entre mamás y como me estoy estrenando en esto, estoy sacada de onda.
Por otro lado… mañana vienen las amigas de Lucía con sus mamás a practicar el baile del colegio, está padrísimo ver lo contentas que están y lo que ha servido para que este grupo de chamacas se hagan más amigas. Se me antojaba darle una pulserita cursi a cada una como de pertenencia a un grupo, pero no quiero promover con algo de pertenencia, que se cierren a otras niñas. Están chicas y la neta?, mientras menos cerradas mejor.