14 de agosto de 2018

Este verano tuve la suerte de pasarlo con gente que quiero mucho, quieren mucho mis hijas y nos quieren de regreso. Fueron semanas en donde tuvimos mucho de lo bueno, de lo que me importa, de lo que busco en la vida.  Tiempo de descanso, de disfrutar sin prisa, de compartir, de reír, de comer, de beber. Días y días de puro buen humor.  Sobra decir del pánico y ansiedad que me daba regresar a la realidad. A la prisa, a la mamá bruja, cansada y gritona. Pero todo por servir se acaba, como no puedo vivir de vacaciones, pero me gusta aprender de lo bueno y conservarlo todo lo que pueda, estoy tratando (con gran dificultad), de conservar lo bueno.

  1. Bajarle al internet. Tuve poco Wifi, factor que me desconectó de los que están más lejos, pero me dejó estar más en el presente. En donde estoy. No me quedó más remedio que leer, redescubrir lo que me gusta hacerlo y lo que me inspira.
  2. Bajarle al reloj. Soy bastante alemana y cuadrada. Si digo: «las niñas se duermen a las 7pm», tiene que ser 7, no 715, no 730, no 8, y eso me genera estrés, presión, mal humor, todo innecesario, producto de una muy pobre flexibilidad de mi parte. Ahora, a «ojo», como cualquier persona normal, saco al cena cuando «veo» que «es hora», baño,  acuesto con calma.  A la hora que sucedió, sucedió, a veces 7, a veces 730, a veces, a veces 9, nunca después de 9.
  3. Subirle a la gente que importa. No soy turista, a mi lo que me mueve es el cariño, estar y ver a la gente que quiero, estuve con gente que no veía en 1 o más años, y regresé a sacarle jugo a la gente que tengo cerca, a la que puedo ver diario.
  4. Respetar mis espacios. Ligado a lo anterior, no atascarme, no saturarme, respetar que necesito mis momentos de soledad, de silencio, de escribir, de pensar, de crear. Si no tengo espacios para mi, exploto, así que un poco de todo.
  5. Subirle a escapadas con las niñas. Escapadas de naturaleza, de sol, de agua, de campo, de ver el paso crecer, de estar en familia. Vivimos en una ciudad abrumadora, así que dentro de lo posible, darnos respiros, respiros que nos recuerden que el ritmo de México no es normal.
  6. Subirle al ejercicio. Iba muy bien, antes de irnos. Regresé echa una pelota, me duele todo por sedentarismo, así que espero retomar mi hora de ejercicio diaria.
  7. Bajarle a la velocidad. Esto lo tenía antes de irnos, pero lo sostengo, pocas actividades, despacio, sacarle a la prisa, sacarle a la presión, no es necesario ir a todo, hacer todo, tomar clases de todo, con calma mejor.
  8. De pareja no pongo nada, porque estamos en una etapa (por fin), en la que ya no hay niños chiquitos, en la que ya nadie nos despierta, en al que nos dejan estar a gusto ratos largos en el día, así que seguir como vamos, balanceando tiempo en familia, tiempo solos y tiempo juntos.
  9. Subirle a la creación literaria. Esta me da pavor, me fui con bloqueo de escritor, y no escribí en un mes, espero, de verdad espero, retomar esto, retomar el «diario», retomar la prosa-poética, retomar la ficción, arrastrar el lápiz, los colores, el cerebro y el corazón.

Pondría un 10, pero la verdad es que no tengo ninguno. Ojalá logre amarrarme lo más posible a lo cosechado en verano.