Antier en la noche me platicaba Toño de algunas bronquillas que trae en la oficina. Sobre protectora como soy, mi primera reacción fue dar soluciones. Luego me acordé que la mejor forma de escuchar es escuchando, y cerré la bocota (o al menos traté). Cuando pasa esto, cuando veo a Toño estresado (que es poco frecuente) y no tan contento con su trabajo, me entra un poco de crisis. Crisis de que profesionalmente me puedo dar el lujo de escoger los proyectos con los que trabajo. Crisis de que «no trabajo». Me dan ganas de meterme a trabajar y decirle que renuncie, que le toca a él el sabático.

Después, pasa el día.

Las niñas se pelean.

Las niñas se pelean.

Las tengo que llevar a la natación.

Pedir que se vistan, desvistan, coman y descoman.

Se truena la tubería.

Moderar peleas entre hermanas.

Arreglarla, o conseguir que la arreglen.

Se truena la aspiradora.

Moderar disgustos de las hijas.

Arreglarla o conseguir que la arreglen.

Ver lo de la graduación de K3.

Ver lo de la obra de K1.

Recibir amigas de las hijas.

Pagar tenencia.

Revisar cargos raros de la tarjeta.

And so on. And so forth.

Dan las 9 y no puedo con mi alma. Me acuesto a dormir. Y pienso:

Mi trabajo profesional, está en la grande, porque hoy por hoy, es mi hobby. Me puedo dar el lujo de elegir proyectos, porque mi carrera está en cuasi pausa, es más bien un esfuerzo por mantenerme al día, por alimentar al hámster, por no perder el toque para cuando pueda chambear más, para alimentar mi creatividad. Mi trabajo de oficina es escaso, estimulante y poco estresante. PERO:

Mi trabajo de mamá. Ése, es una chinga. Mis clientas a veces son insoportables. No importa si tengo gripa o no, me tengo que presentar a trabajar. El departamento de Recursos Humanos se la pasa harto de moderar peleas, celos, y demases. El departamento de mantenimiento, no encuentra en lo más mínimo estimulante si la aspiradora aspira o no.  La política entre mamás, es un delicado balance de cercanía, prudencia y respeto.

Así que la crisis de soy guebona, estoy en la grande, pasa, pasa porque las mamás trabajamos harto, los papás también, cada uno hace su parte, lo mejor que puede, y como todo en la vida, hay días buenos y días malos. Pero nadie se muere. No pasa nada. Podemos sufrir un poquito.