11 de abril de 2019.

Jueves, jueves, llegó el jueves, la curva de bajada de la primera semana de regreso a la rutina ya se siente un poquito. Poco. Pero ya. Tercer día de intenso dolor de cabeza. Traigo una mezcla de tapón creativo, con necesidad creativa, con atasque, con impaciencia, con parálisis.  Supongo que así se sienten los que entrenaron para una competencia y luego descansaron dos meses. ¡Qué ganas de regresar! ¡Qué difícil retomar!

Tengo muchísima necesidad creativa, pero no logró aterrizar qué quiero hacer, por dónde empezar. Tengo más ideas que habilidad de ejecución y que capacidad de concentración. Luego me acuerdo que soy una atascada y una impaciente y me regresa el alma. Me acuerdo que quiero tocar mis metas rápido, excelente y a la primera. Lo peor es que la meta que traigo en mente es intentar encontrar una expresión gráfica. Tengo montón de ideas que veo gráficamente y no puedo ejecutar. No solamente no tengo el presupuesto para delegar a un diseñador, parte del placer de concebir una idea, al menos para mi, es ejecutarla. Arrastrar el teclado, el lápiz, la pluma, la wacom.

En fin, traigo estreñimiento creativo. Pero muy orgullosa y muy a pesar de mi dolor de cabeza, compromiso conmigo. De aquí a diciembre, aunque no me salga a la primera, aunque flaquee, voy a aprovechar que tengo 2 niñas de 7 a 2 en la escuela, voy a concentrarme lo mejor que pueda. Voy a pegarle al ejercicio, la filantropía y la creatividad. Como lo he visto en toda persona que admiro. Hay que presentarse a trabajar.

Presente maestra Jimena.